Una detección precoz y una atención temprana especializada, así como apoyos individualizados adaptados a sus necesidades en los diferentes contextos y momentos de la vida, son fundamentales para mejorar su Calidad de Vida y conseguir el máximo grado de desarrollo personal.
Todas las guías de Buenas Prácticas en la intervención constatan que la intervención psicoeducativa es la única herramienta que en la actualidad ha conseguido evidencia científica para mejorar las habilidades sociales y comunicativas y poder mejorar las competencias de flexibilidad mental e imaginación que presentan las personas con TEA.
Siendo una condición que acompaña a la persona a lo largo de su vida, la intervención debe ir orientada a mejorar su calidad de vida y la participación de la persona en su entorno. Por ello, además de centrar objetivos en el aprendizaje de habilidades y competencias, es fundamental poder hacer un mundo más respetuoso y accesible con las personas con TEA y con cualquier diversidad funcional. En este objetivo entidades como Autismo Sevilla centran buena parte de sus esfuerzos desde su creación.
Los objetivos de la intervención y apoyo a las personas con TEA deben ir orientados a:
El éxito de muchas intervenciones se aumenta en la medida en que se comience de la forma más precoz posible por lo que es fundamental una pronta detección para orientar adecuadamente la intervención. Además de eso, poder contar con apoyos especializados, individualizados y ajustados a la realidad de cada persona a lo largo del ciclo vital es fundamental para garantizar un nivel óptimo de Calidad de Vida, así como una suficiente sensibilización y conocimiento por parte del entorno de la persona que asegure su Inclusión y Participación Social.
Son muchas las intervenciones y terapias que han intentado buscar algún posible efecto positivo sobre los TEA, pero es fundamental ser muy crítico con aquellas que no tiene aval científico y que, en muchos casos, pueden ser contraproducentes para las personas con TEA. Aunque se sigue investigando la efectividad de diferentes intervenciones, es importante confiar sólo en aquellas avaladas por la ciencia y los grupos de expertos de referencia. Hoy en día, sólo las intervenciones psicoeducativas han conseguido demostrar un impacto significativo en el desarrollo de los niños y niñas y conseguir mejorar su calidad de vida y su desarrollo personal. Las propuestas de intervención más fiables deben incorporar aquellas prácticas basadas en la evidencia y prácticas recomendadas que comparten los diferentes modelos de intervención y que garantizan herramientas que dan respuestas a las necesidades específicas de las personas con TEA.
Es mucha la investigación genética que intenta identificar el perfil genético de los TEA, pero la realidad es que son muchos genes los que pueden estar implicados en los diferentes perfiles. Actualmente, hasta un 30 % de los casos podrían tener una identificación genética, pero existe una enorme variabilidad.
Al tener un componente genético es una información importante de cara a poder conocer si existen intervenciones concretas que se puedan individualizar mejor, así como para conocer el riesgo que pueda existir de que otro hermano presente TEA. La probabilidad de tener otro hijo o hija aumenta si ya se tiene un primer hijo o hija con TEA hasta un 15 %, lo que supone un 1 % más que en la población general.
Además de los factores que pueden ser explicados por la heredabilidad, cada vez se está evidenciando algunos factores ambientales que podrían relacionarse con un mayor riesgo de presentar TEA, lo que se conoce como epigenética, y que producen mutaciones de novo. La investigación está intentando identificar qué factores ambientales pueden estar influyendo para provocar estas mutaciones genéticas, pero todavía no existen resultados concluyentes ni generalizados.
El estudio sobre el cerebro de las personas con TEA ha evidenciado que a pesar de que pueda existir en los primeros años de desarrollo un aumento del volumen del cerebro, las principales alteraciones encontradas se centran a nivel de funcionamiento de determinadas áreas del cerebro y la conexión entre ellas, especialmente entre aquellas que tienen que ver con el procesamiento de las emociones, la conducta social y la capacidad para planificarse y anticiparse (amígdala, cerebelo, lóbulo frontal y lóbulo temporal). También se ha visto la implicación de algunos neurotransmisores que pueden ser candidatos para explicar algunas dificultades de conexión cerebral.
Ninguno de estos hallazgos permite hoy en día poder explicar la diversidad de comportamientos identificados en el Autismo, ni poder diagnosticarlos. Sin embargo, es fundamental que se pueda incorporar la valoración de un neuropediatra para identificar si existe un funcionamiento cerebral atípico que de alguna forma pueda necesitar una intervención complementaria.
Todas estas causas genéticas y neurológicas influyen para que el funcionamiento cognitivo y psicológico de las personas con TEA sea diferente a las personas sin TEA. Durante muchos años, teorías cognitivas han intentado ofrecer una explicación del Autismo en base a alguna dificultad básica que influenciaba a todo el desarrollo de la persona. Sin embargo, la complejidad y heterogeneidad de los TEA no permite identificar una dificultad única o principal que explique todas las demás. Los TEA tienen un perfil cognitivo y neuropsicológico de funcionamiento diferente en el que se presenten una serie de debilidades y fortalezas en las diferentes funciones cognitivas (social, emocional, atención, memoria, flexibilidad…). Solo una evaluación individualizada y pormenorizada nos dará una adecuada comprensión de cómo se presenta el TEA en cada persona.
En la actualidad, las explicaciones psicológicas están proponiendo modelos centrados en el desarrollo temprano para entender de una forma más clara cuáles con los mecanismos psicológicos que aparecen de forma temprana y que puedan así dar mejores herramientas para la atención temprana. Teorías que se centra en aspectos como la orientación social de los bebés, la imitación, la atención conjunta o la motivación social.