Experiencia de voluntari@: Mario Rodríguez

Me adentré en esta aventura sin tener ni idea de las personas con TEA y poco a poco se me fue cayendo cada mito. Empecé yendo a un campamento de verano, fueron 9 días llenos de aprendizaje y momentos inolvidables. Cuando iniciamos el viaje a Córdoba, al ver a Antonio tan grande me dio un poco de respeto, pero a los pocos minutos descubrí que era todo amor. No sabría explicar la conexión que tuvimos, pero sabía que sería una experiencia que marcaría un antes y un después en mi vida.

Al segundo día de campamento abrí un blog de notas en mi móvil y empecé a hacer un pequeño diario, necesitaba recordar cada momento. Antonio era un chico muy independiente y me lo hizo todo más fácil de lo que esperaba, los dos disfrutábamos de nuestra compañía, dibujando mariposas, jugando a la pelota, en la piscina, dando paseos, incluso en silencio, no sé quién lo pasaba mejor si él o yo. Recuerdo cada día como una aventura, no había uno solo en el que no aprendiera algo de él.

Si tuviera que destacar algunos momentos, sería el primer día, cuando le descubrí, aquella excursión que hicimos para montarnos en el kayak, cuando sin querer me dio un golpe en el pie, acto seguido me lo quiso besar y casi volcamos al agua, sus besos de buenas noches y su risa contagiosa. El tiempo volaba a su lado y cuando nos dimos cuenta ya casi tocaba volver a casa. Lo hice cargado de nostalgia, mientras compartíamos música y recordaba una aventura inolvidable. Tenía claro que no sería una despedida, solo un hasta pronto. Cuando llegué a casa imprimí algunas de nuestras fotos y las colgué en mi habitación. Nunca quise tanto a alguien en tan pocos días.

Cuando volví del campamento de verano me apunté a una actividad deportiva, allí conocí a Marcos, un chaval muy simpático con el que hacía deporte cada martes, le encantaba deletrear las palabras, hacer escapismo para jugar al futbolín y las cosquillas en los días de lluvia, fue una experiencia corta pero llena de emoción. También compartí un fin de semana con personas con Síndrome de Asperger. Me sentí afortunado por poder participar y que una vez más me dejaran aprender tantísimo de ellos. Resumiría ese fin de semana en un no parar de reír y aprender.

Más tarde acudí a un curso introductorio a las personas con TEA, así como a un Seminario de Formación para el Voluntariado. Varias personas especializadasen el tema se encargaron de compartir sus conocimientos con nosotros. Doy gracias a Autismo Sevilla por ofrecer este amplio abanico de posibilidades de aprender y mostrar al mundo esta realidad tan desconocida para algunos y tan necesaria para todos.

Además del equipo de trabajo, cada voluntario también tenía algo especial, que al fin y al cabo era lo que nos había unido hasta allí, conocer Autismo Sevilla me hizo aprender y crecer como persona y, sin duda, superó todas mis expectativas.

Si estáis interesados en ser voluntari@s tan solo tenéis que escribir un correo a [email protected]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *